martes, 11 de marzo de 2014

El parlamento: una oportunidad para fortalecer la educación.


Por: Juan David Guerrero

Mi nombre es David, tengo 19 años, soy estudiante universitario y hago parte al igual que 23 chicos y chicas del parlamento Juvenil de MERCOSUR. ¿Qué es para mí el PJM?, ¿estos dos años de  participación qué experiencia me aportan?

Diría en primer lugar que es un espacio muy importante para dar el debate y plasmar nuestro sueños sobre la escuela que queremos en Colombia, pero no solo es eso, sino que  por ser un espacio compartido a nivel suramericano permite comparar y entender la situación en materia educativa de Argentina, Bolivia, Uruguay, Brasil, Paraguay y en esta nueva etapa Venezuela.

En el PJM pasan muchas cosas. Quienes nos encontramos ad-portas de dejar este cargo – que es una responsabilidad muy grande por cierto - estaríamos de acuerdo en lo siguiente: el acercamiento y la comprensión a través de la experiencia personal y colectiva sobre cómo son, cómo visten, cómo hablan y qué piensan los demás parlamentarios de esos países – estudiantes como nosotros - son nuevas formas que permiten superar la visión regional – a veces un tanto pesimista - de nuestra identidad cultural y de nuestro proyecto educativo; porque quizás nosotros estemos mucho menos identificados con nuestro colegio que un estudiante uruguayo, que goza de un sistema escolar con aulas de no más de 20 estudiantes y un sistema educativo gratuito en todos sus niveles – una maravilla!
  
Tal vez nos hacen falta muchas UNILAS (Universidad de Integración Latinoamérica), que el hermano país del Brasil ha constituido como un referente de integración en educación, ubicada en Foz de Iguazú, territorio muy cercano a los límites con el Paraguay y Argentina, donde existe la posibilidad de que un estudiante lance una pregunta “falando” en portugués y al mismo tiempo este reciba una respuesta en español  ¡que genios!
 
Pero quizás necesitemos también de un proyecto educativo como el argentino, donde los estudiantes comienzan su vida universitaria mientras terminan sus estudios secundarios e ingresan a la Universidad sin ningún tipo de examen o requisito que se los impida. Son esos y otros elementos como la calidad, la pertinencia, los fines o los principios y propósitos, los que permiten una comparación entre nuestra escuela y la de ellos; su historia y la nuestra o mejor aún, nuestro gobierno y sus gobiernos. En esos términos entonces, podría exponer lo enriquecedor que ha sido un momento al lado de otras realidades, cuyo valor radica en el fortalecimiento de lo que llamamos Empatía: ponerse en el lugar del otro u otros, sentirse por un momentito parte de la constitución de otro país.

Pero junto a este panorama, se encuentra el legado que compañeras y compañeros, todos de distintas latitudes del territorio, han dejado para el parlamento y para mí mismo.


Como ustedes sabrán, Colombia tiene cinco regiones geográficas, de lo cual el parlamento toma nota y elige a sus integrantes privilegiando la pluralidad y la multiculturalidad. Por eso lo que se discute tiene que ver tanto con la visión de una chica o un chico en La Guajira hasta con el punto de vista de un nariñense como es mi caso. O del cómo sueña su escuela un estudiante de la costa Caribe hasta el cómo piensan los jóvenes la educación en el Casanare.

Eso es importante, ya que en temas tan complejos como es el pensarse un nuevo modelo de educación, los jóvenes casi siempre somos opacados por las voces de los adultos que hablan en nombre de la autoridad y de la experiencia; sobre cuáles y cómo deben ser los mejores métodos para educar y formar a las nuevas generaciones. Estos olvidan poner el acento en quienes viven la mitad del tiempo dentro de las aulas y quizás sea por eso que tenemos una educación con infinidad de cosas por superar y por mejorar.

A eso apuntamos en el parlamento, a opinar, a discutir, argumentar y proponer la construcción de un nuevo y mejor modelo educativo, con miras hacia la integración colombiana y luego sí, el fortalecimiento de las relaciones con los hermanos países. 

Creo que me llevo algo de cada quien y creo también que alguien se llevó alguna parte de mí. Ahora nosotros damos el salto a la terminación de nuestro periodo que va del 2012 hasta el 2014 y esperamos con alegría que las y los nuevos parlamentarios asuman este reto como una aventura enriquecedora en lo humano y en lo social, pero fundamentalmente como una experiencia para abrirle las puertas al cambio y la transformación de nosotros mismos y nuestra escuela.

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