domingo, 25 de agosto de 2013

En Cali hablamos de Convivencia Escolar

Por: Sala de Redacción Cali

Parlamentario: Juan David Guerrero


Cuando me preguntan sobre lo que es el Parlamento Juvenil del Mercosur y qué papel juego en este importante –y poco conocido- escenario, siempre les respondo que es un espacio muy importante, que 23 chicos y chicas de toda Colombia se la juegan por la construcción de una nueva escuela, por la implementación de políticas públicas educativas en favor de la convivencia, el bienestar estudiantil, los Derechos Humanos y el respeto por el género; es importante porque las y los jóvenes del país  luchamos y estamos convencidos de que la discusión, el debate y la lluvia de ideas son elementos infaltables a la hora de transformar hacia un proyecto latinoamericano de integración educativa.
La cita fue en Santiago de Cali, con estudiantes, docentes líderes en procesos de convivencia escolar, con funcionarios de Secretarías de Educación del suroccidente colombiano, con delegados del Ministerio de Educación Nacional y como no, con Katherin y Juan David, integrantes del Parlamento Juvenil Mercosur… Dos días y una noche en Cali ve, hospedados en un hotel vacanísimo, mejor dicho!; el valle del cauca, cauca y Nariño  ya tuvieron su encuentro, con un importante número asistentes; hablaron sobre la implementación de la Ley de Convivencia Escolar.
El evento comenzó a las 2:00 de la tarde el 5 de agosto, y comenzó con un panel de apertura lo más de cargado, ya se pueden imaginar, con funcionarios públicos, secretarios, y personas que pueden incidir mucho en el futuro de la educación media. Ya caía la tarde y comenzamos a trabajar, en mesas, por separado, por un lado los adultos y por otro los jóvenes –así pueden hablar con más tranquilidad, sin sentirse presionados- nos explicó alguien del Ministerio de Educación.
Siempre romper el hielo –antes que nada, antes de empezar las actividades que de antemano los delegados del ministerio llevan preparadas-, resulta de gran ayuda, y en la mesa donde yo estuve eso se hizo; y yo me sentí más en confianza; más tranquilo y con ganas de hablar con todos, de preguntarles muchas cosas; ahora cuando llegue el espacio –me dije, ahora.
Uno aprende, y más cuando habla con gente de la misma edad, y lo primero que uno se lleva, y creo que para toda la vida es que vives en un país con gente maravillosa, gente que cree como uno, que algo, algo anda mal por ahí, un problemilla de sociedad que se refleja tajantemente en el diario vivir de cada estudiante, un problemilla de guerra, de desigualdad social que repercute en lo más complejo de la vida juvenil y lo más curioso, es que coincidimos casi siempre sobre la tesis de que para mudar de aires esta sociedad colombiana tan marcada por la violencia y la indiferencia, se debe empezar, es por el sistema educativo, es  por nuestra educación, por nuestro colegio.
El martes 6 de agosto, a las 8:00 am retomamos nuevamente a nuestros grupos de trabajo, es decir, vuelven los adultos a sus grupos y nosotros, los jóvenes y estudiantes a los nuestros. Gran parte de la mañana se la dedicamos a analizar casos particulares, como decir por ejemplo el caso de una estudiante que fue víctima de maltrato por parte de un docente, por el simple hecho de ser mujer –por  nombrar un caso- y el ejercicio ayudó en gran medida, en el sentido de vislumbrar cómo podemos menguar o que debemos hacer cuando casos similares se presenten dentro de alguna I.E. y cuáles son los conductos regulares que la nueva Ley de Convivencia Escolar 1620 trae consigo, es decir, un ejercicio que pone a jugar la Ley ante casos de acoso, maltrato, agresión y violencia que se presentan en los establecimientos educativos.
Probablemente la idea que cada uno de nosotros llevamos en la mente, radica en entender para qué una nueva Ley; por qué el interés del Ministerio en reglamentarla y más importante aún, la idea de que es posible aportarle, así sea poco, a la transformación del ambiente escolar, con cada aporte, con cada proyecto o con cada iniciativa.
me llevo para Pasto las ganas de hablar con más estudiantes, preguntas e inquietudes sobre cómo ven, qué piensan y cómo les gustaría que fuese una nueva educación, pero más importante es que me llevo la imagen de un país con un futuro importante, porque con lo que escuché y observé, puedo decir que  estamos saliendo de aquel ensueño que generaciones tras generaciones han estado soportando, y que ahora nuevas visiones se cocinan al calor de la realidad colombiana, que los hijos del conflicto ya no soportan mas esta situación y que de a pocos, con cambios en el sistema de convivencia escolar, con nuevas maneras de solucionar los conflictos, entendiendo que lo que pasa dentro de los colegios no debe ser ajeno a la realidad social, podemos transformar este país, y la Ley que no deben olvidar como se llama, la 1620, tiene que ser analizada y conocida por todas y todos.

Para finalizar, cada grupo de trabajo eligió un vocero para exponer las discusiones de la mesa de trabajo  y sintetizar las conclusiones a las cuales llegaron.

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