Parlamentario: Juan David Guerrero
Cuando me preguntan sobre lo que es el Parlamento Juvenil del Mercosur
y qué papel juego en este importante –y poco conocido- escenario, siempre les
respondo que es un espacio muy importante, que 23 chicos y chicas de toda
Colombia se la juegan por la construcción de una nueva escuela, por la
implementación de políticas públicas educativas en favor de la convivencia, el
bienestar estudiantil, los Derechos Humanos y el respeto por el género; es
importante porque las y los jóvenes del país luchamos y estamos convencidos de que la
discusión, el debate y la lluvia de ideas son elementos infaltables a la hora
de transformar hacia un proyecto latinoamericano de integración educativa.
La cita fue en Santiago de Cali, con estudiantes, docentes líderes en
procesos de convivencia escolar, con funcionarios de Secretarías de Educación
del suroccidente colombiano, con delegados del Ministerio de Educación Nacional
y como no, con Katherin y Juan David, integrantes del Parlamento Juvenil
Mercosur… Dos días y una noche en Cali ve, hospedados en un hotel vacanísimo, mejor
dicho!; el valle del cauca, cauca y Nariño
ya tuvieron su encuentro, con un importante número asistentes; hablaron
sobre la implementación de la Ley de Convivencia Escolar.
El evento comenzó a las 2:00 de la tarde el 5 de agosto, y comenzó con
un panel de apertura lo más de cargado, ya se pueden imaginar, con funcionarios
públicos, secretarios, y personas que pueden incidir mucho en el futuro de la
educación media. Ya caía la tarde y comenzamos a trabajar, en mesas, por
separado, por un lado los adultos y por otro los jóvenes –así pueden hablar con
más tranquilidad, sin sentirse presionados- nos explicó alguien del Ministerio
de Educación.
Siempre romper el hielo –antes que nada, antes de empezar las
actividades que de antemano los delegados del ministerio llevan preparadas-,
resulta de gran ayuda, y en la mesa donde yo estuve eso se hizo; y yo me sentí más
en confianza; más tranquilo y con ganas de hablar con todos, de preguntarles
muchas cosas; ahora cuando llegue el espacio –me dije, ahora.
Uno aprende, y más cuando habla con gente de la misma edad, y lo
primero que uno se lleva, y creo que para toda la vida es que vives en un país
con gente maravillosa, gente que cree como uno, que algo, algo anda mal por ahí,
un problemilla de sociedad que se refleja tajantemente en el diario vivir de
cada estudiante, un problemilla de guerra, de desigualdad social que repercute
en lo más complejo de la vida juvenil y lo más curioso, es que coincidimos casi
siempre sobre la tesis de que para mudar de aires esta sociedad colombiana tan
marcada por la violencia y la indiferencia, se debe empezar, es por el sistema
educativo, es por nuestra educación, por
nuestro colegio.
El martes 6 de agosto, a las 8:00 am retomamos nuevamente a nuestros
grupos de trabajo, es decir, vuelven los adultos a sus grupos y nosotros, los
jóvenes y estudiantes a los nuestros. Gran parte de la mañana se la dedicamos a
analizar casos particulares, como decir por ejemplo el caso de una estudiante
que fue víctima de maltrato por parte de un docente, por el simple hecho de ser
mujer –por nombrar un caso- y el
ejercicio ayudó en gran medida, en el sentido de vislumbrar cómo podemos
menguar o que debemos hacer cuando casos similares se presenten dentro de
alguna I.E. y cuáles son los conductos regulares que la nueva Ley de
Convivencia Escolar 1620 trae consigo, es decir, un ejercicio que pone a jugar
la Ley ante casos de acoso, maltrato, agresión y violencia que se presentan en los
establecimientos educativos.
Probablemente la idea que cada uno de nosotros llevamos en la mente,
radica en entender para qué una nueva Ley; por qué el interés del Ministerio en
reglamentarla y más importante aún, la idea de que es posible aportarle, así
sea poco, a la transformación del ambiente escolar, con cada aporte, con cada
proyecto o con cada iniciativa.
me llevo para Pasto las ganas de hablar con más estudiantes, preguntas
e inquietudes sobre cómo ven, qué piensan y cómo les gustaría que fuese una
nueva educación, pero más importante es que me llevo la imagen de un país con
un futuro importante, porque con lo que escuché y observé, puedo decir que estamos saliendo de aquel ensueño que
generaciones tras generaciones han estado soportando, y que ahora nuevas
visiones se cocinan al calor de la realidad colombiana, que los hijos del
conflicto ya no soportan mas esta situación y que de a pocos, con cambios en el
sistema de convivencia escolar, con nuevas maneras de solucionar los
conflictos, entendiendo que lo que pasa dentro de los colegios no debe ser
ajeno a la realidad social, podemos transformar este país, y la Ley que no
deben olvidar como se llama, la 1620, tiene que ser analizada y conocida por
todas y todos.
Para finalizar, cada grupo de trabajo eligió un vocero para exponer las
discusiones de la mesa de trabajo y sintetizar
las conclusiones a las cuales llegaron.
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